30/12/09

Los buenos modales.


Afaltademedioverso, dejó de ser un refugio, una salida. Puede que la liberación se encuentre detrás del psicoanálisis, del letargo, de la sedación o del simple hecho de dejarse llevar.
No me parecía de buena educación dar portazo a esta bitácora sin mencionaros a todos aquellos que habeis estado detrás de cada verso descompuesto que aquí se ha escrito.

Mis gracias más sentidas a After, por haber sido el primero y por ser un compañero y amigo ejemplar; a South, por haber estado desde el principio ahí, con la palabra, la canción y la fotografía adecuada, (nos debemos un par de cosas); a Laura, por traer el sol cada mañana; a Jesús Qhari, por su infinita paciencia y por ser imprescindible aqui y siempre, a Jim Jones por hacer las horas laborales más llevaderas; a Verónica, por ser una pedazo de mujer, a Onminayas por tener siempre un buen consejo bajo el brazo; a Neuro por la poesía, el arte y la prosa; a Antonio Torres por enseñarme la sonrisa de Hiperión con rima. A aquellos que no son tú, por hacerme sentir viva, por darme en cada beso un universo. A todos aquellos que habeis visitado a Bye en alguna ocasión y habeis dejado algún comentario. A los que habeis permanecido callados. A los anónimos.

Y a , porque una vez fuimos nosotros.

Nos vemos, majos.

2/12/09

Lo que no fue.

Si esto fuera una subasta, mi puja no llegó a ser lo suficientemente alta.
Si fuéramos niños, la pelota con la que jugábamos se nos caló en el tejado de enfrente.
Si fuéramos amantes, te dormiste mientras te besaba por debajo del ombligo.
Si fuera la guerra, perdí a todo mi ejército, y descalza, volví a mi casa.

Te quiero y te he querido con las rodillas, con los ojos y con los codos, pero finalmente, no fue.

23/11/09

El cómo inquietamente incierto.

De la quitud a la inquietud, del coma al cómo, al ciertamente incierto. A esa sensación a la que sólo se alcanza con 3 gramos de paracetamol y menta. Con menta y fiebre. Con menta y Mr. Tambourine susurrando mientras, sin quejarse, da vuelta tras vuelta transformado en vinilo.

El cómo inquietamente incierto me arrojó lucidez en forma de una combinación de 9 dígitos que en alguna parte al noroeste estarían resquebrajando la noche, con la estúpida idea de que alguien contestase a los repetitivos tonos de llamada de una cabina de teléfono con las teclas manchadas de chicle.



16/11/09

Te quiero.

Te quiero de una forma enfermiza, de una forma lastimera. Te quiero a reventar. Te quiero como quieren los enfermos traumáticos a sus recuerdos. Te quiero entre líneas, en diferido. Te quiero tanto que se me acoplan los sentimientos hasta que me pierdo. Te miento y te digo "te quiero de mentira", cuando te quiero de constante. Te quiero como quiere el que está al final de la vida y contempla las arrugas de su compañera de cama.

Así de simple, así de triste. Te quiero.

3/11/09

La lucha de la especie.

Que no hombre que no. Que ya está bien. Pase tus miedos, pase tus inseguridades, pase el miedo a ser feliz. Pase. Pero en esto soy irreductible, no pienso permitir que transfieras todo aquello que me define a aquella que no soy yo, en un patético intento de mejorar la especie, o algo semejante. En un patético intento de crearte algo a medida, un poquito de lo tuyo y un poquito de la otra.
Los dos somos muy de Darwin, pero te digo que de esta sobrevivo. Te digo que soy capaz de evolucionar y convertirme en depredadora para no perder en la lucha encarnizada de la especie. Y si tengo que volver a probar bocado animal y llenarme la boca de materia muerta, lo haré. Porque no. Porque ella con sus piercings y Bye con sus rarezas. Y se acabó.


30/10/09

La canción de las canciones.

Drogas blandas, dos cervezas, tres ó las que hagan falta, y tiempo. Ante todo tiempo, que es lo que siempre nos termina faltando en esta locura que me obliga a estar a las ocho de la mañana en pie.

"Lo siento, hoy no puedo ir a trabajar, tengo un puto milagro vivo bajo las sábanas", me gustaría gritar por el teléfono.

En lugar de eso, esclava y sierva de la locura, me visto y te beso mientras duermes. Te beso suplicando en silencio que sigas ahí para cuando vuelva.

Fuera es verano y quien duerme en mi cama es aquel que no eres tú,-será cosa del cambio climático-, pienso mientras acelero el paso.

24/10/09

Me inspiras.

Y con eso, contra eso, no puedo hacer mucho más que besarte y respirar, respirar y besarte. Y mirarte y estudiarte, y guardarte en la retina poro a poro, beso a beso y reconstruirlo todo y reafirmarme que me encantas, que realmente me encantas. Y que puedo negarlo aquí, puedo negarlo allá, puedo tocar las estrellas más putas con aquel que fue mitad, para seguir sabiendo que me inspiras, que me encantas, y con eso, contra eso, no puedo hacer mucho más.

19/10/09

Perfecciones


Tenía una espalda perfecta, envolvente, manchada de lunares y surcada por una autopista de tráfico fluído en forma de vértebras alineadas.

17/10/09

Los restos.



Un par de calcetines, dos DVD's y una sudadera. Eso es todo lo que queda de tí en casa.
No puedo decir lo mismo de mi cuerpo, debajo de los tendones es un buen sitio dónde poder esconderse.


14/10/09

Con los ojos


Te suplico con los ojos "llévatelo todo, arráncale del alma y devuélveme el sentir".

Y tu me respondes con los tuyos "me lo llevo todo, lo que quieras, pero sólo por una noche. Te devolveré el alma ya curada por la mañana, ahora vamos a sentir".


11/10/09

40 grados, 45 minutos.


Hace algunas horas, dabas vueltas con camisetas, pantalones, ropa interior y un par de zapatillas, dentro de una lavadora de cinco kilos. Ha costado una semana llenar todo el cesto de la ropa sucia, y tu formabas parte del juego de las sábanas azules. Me daba la impresión de que mientras aquellas sábanas azules estuviesen en el cesto de la ropa sucia, tu olor a perfume caro iba a acompañarme en este habitáculo que es mi casa de prestado.

Estabas casi al final del cesto de la ropa sucia, te saque con formas ceremoniosas y te metí dentro del mejor electrodoméstico inventado nunca.
Jabón y suavizante marca Número 1 se encargarían de sacarte de aquellos trozos de tela estampada. A 40º estabas cuando empezó el centrifugado, 45 minutos tardó tu olor a perfume caro en desaparecer.

Desapareció el olor, pero te quedaste en el tacto. Al igual que te quedaste en la latita de guardar pendientes -ahora cenicero-, en la bañera, en el desayuno tempranero, en los pies cansados, en una parada de metro, en los chicles que ahora estarán en alguna basura o pisados sobre el asfalto, en la parada del tren donde tantas veces me he inmolado, en las cañas mal tiradas, entre mis dedos, en mi cuello. Te quedaste en la piel y en las risas que flotaron en el aire aquel viernesyasábado.

Te quedaste en los besos y en los abrazos.

Y ahora yo solo quiero que hagas nevar.

10/10/09

Atascos y otras lindezas.

Mi vuelta a casa coincidió con una de las etapas más misantrópicas que recuerdo. Llevo unas semanas trabajando con una chica que sufre de agorafobia y puede que ese hecho, junto con mi exceso de empatía, mala racha y hastío del gremio sociológico terminen por hacer el resto.
No estamos ni a mitad de mes y la cuenta del banco ya está temblando. A veces me pregunto para que cojones trabajo y estudio, para resultar eficiente a un sistema que por no darme...no me da ni el gusto de viajar en tren.

Total, que aquí me encuentro, en el gallinero-trolebus, sentada junto a un chino inquieto que no sabe estar con la espalda pegada al asiento. Joder, ¿se ha quitado los mocasines negros? sí...definitivamente lo ha hecho...

El conductor del trolebus se ha perdido. Estamos en mitad de Tarancón y aquí no huele a mar, huele a pies de chino.
Tengo ganas de gritar, de gritarle al ciudadano de la República Popular que se esté quieto, que deje de rozar su brazo con el mío.

Estamos en un atasco. Así de bien están hechas las cosas en esta Península Bananera, en la que no sólo no puedes pagarte un billete de tren, sino que tienes que pegarte por conseguir un trozo de carretera por donde poder circular, con el resto de borregos, desafortunados como tú, que tienen un día de vacaciones para ir a visitar a los suyos.

Siento frío y empiezo a transpirar. Mi mano se abre paso en el bolso para buscar el broncodilatador. Me desabrocho el cinturón y espero a la primera convulsión.

8/10/09

Autopista del Mediterráneo (A7)


Parto por unos días hacia el levante, siguiendo a las nubes que traen lluvia. Parto liviana, con una maleta pequeña y naranja, que recuerda que vuelvo a casa. A la casa con vistas al tráfico y a las flores de azahar.
Tengo la sensación de que parto sola, que por primera vez te quedas en Madrid. Que por primera vez no te llevo en el nudo de la garganta, que por primera vez no te llevo por debajo de la piel.
Te dejo aquí, en la ciudad de los edificios altos y los pájaros dormidos, en compañía de las que quieras, de aquellas que no soy yo.

Antes de irme, sueño que te tapo bien los pies. No quiero que cojas frío.

5/10/09

Migas de pan y castañas podridas.

Al final saqué el valor suficiente para sacar una goma de borrar gigante de miga de pan, que cargaba desde hace tiempo a la espalda para hacerte desaparecer.
En cuanto dejaste de estar presente, me agache a recoger uno por uno los restos de miga en la desesperación de volverte a recomponer, en la desesperación de volverte a crear para convertirte en la mitad que forma nuestro entero, en la desesperación de creer, aunque fuera sólo por una vez, en la resurrección de la carne, en la resurrección de tu piel caliente. Terminé desistiendo minutos después.

Se habían mezclado con las castañas podridas de otoño y con mi prometido último llanto de octubre, hasta hacerlas invisibles.

3/10/09

Misantropías


Tres cosas me recuerdan el hecho de que al menos por unas horas dejara a un lado la existencia misantrópica de la que me he adueñado en las últimas semanas.
La primera es un dolor de cuello delirante, producto de un concierto de metal, que me obliga a sentir y andar con la cabeza muy recta.
La segunda es el olor en las sábanas a aquel que no eres tú, el de la voz de locutor, el combatiente férreo.
La tercera es el convencimiento de que tienes que desaparecer de alguna forma que todavía no he averiguado. Tienes que desaparecer para que me encuentre. Para poder volver a estudiar la misantropía como una variable atípica que modifica la media.

Desaparecer por el bien de mi simple existencia.



28/9/09

Disponibilidades.

Estoy dispuesta a dejar colgada mi piel en forma de harapos en la cuerda de la ropa mojada. Estoy dispuesta a aplacar mis instintos destructivos cada vez que te encuentras con aquella que no soy yo. Estoy dispuesta a compartirte con la vida cómoda, con la vida utilitaria, con la vida contigo pero en definitiva sin tí.
Estoy dispuesta a dividir los besos y mordiscos que te debería dar entre los besos y mordiscos que finalmente te doy, y con el cociente restante vivir hasta el final de la semana. Estoy dispuesta a intentar (no sin dificultades)llegar a finales de mes, con la calderilla de tus aromas.

Estoy dispuesta, al menos por estos días, a desollar sentimientos, a enterrar las mismísimas entrañas...a cambio de una despedida decente antes de subir al tren.

18/9/09

El frío de otoño.



El frío terminaría llegando tarde o temprano, como las cosas que llevas deseando desde hace tiempo, a las que cuando les toca el turno no sabes muy bien por donde atajar.
El frío, como la gran parte de cosas que me acompañan durante el día, me recuerdan a tus codos, a tus rodillas, a tus pies.
El frío es jugar a esconderse debajo de las sábanas, el frío es esperarte desnuda a que vuelvas de la ducha, el frío es jugar a hacer bolas de nieve delante del Alcázar con los pies calados. El frío es compartir los fines de semana en un piso de la periferia sin calefacción. El frío sabe a palitos de queso. El frío suena inconfundiblemente a Mogwai.
El frío es tener la seguridad de que si te toco seguirás ardiendo gracias al microclima del que te vales para hacer frente al invierno.
Joder, el frío es lo que siento cuando en las despedidas nos quedamos sólo en los abrazos pueriles, cuando a nuestras bocas les separa un andén.

El frío es cuando me convenzo de que en la vida, aquellos que no son tú, jamás podrán completar el entero que hacíamos cuando tú eras mi mitad.

14/9/09

La soledad del sociólogo.

Vivimos entre extraños. Convivimos con perfectos anónimos que funcionan gracias a las pequeñas y minúsculas descargas que provocan las conexiones neuronales.

La masa respira de forma acompasada polución, olor a sexo y ausencias. La ausencia, el vacío y la desesperación, se manifiestan en las sociedades más complejas y pobladas, y aquellos que las estudiamos, permanecemos distantes en una observación no participante que nos relega a una característica y propia soledad acompañada.

Estoy hablando del reducto destinado al psicólogo social acostumbrado al todo, al bullicio de miles de bocas, que por las noches fantasea con la compañía de un único cuerpo caliente que haga pocas preguntas y que sepa interactuar con las visceras chorreantes en las manos.

12/9/09

El sin sentir.

Dejé de sentir con las vísceras hace bastante tiempo. Ahora me limito a contemplarte sin alma, vacía de hígado y riñones. Será que acostumbrada a romper el llanto antes de tiempo se secó todo sentimiento, todo "algo" que llegara a diferenciarme de una bolsa de plástico que baila un tres por cuatro, dejándose llevar por el viento.

Esta mañana cuando te has marchado de casa no he sentido ganas de salir corriendo a buscarte para salvarte, para salvarnos. Y es extraño, he vuelto a la cama y en vez de aspirar la esencia a ti que aun permanecia en el algodón de las sabanas, me he limitado a arrojarlas al suelo y a dormir en el colchón más raso.

7/9/09

A quemarropa.


El adiós sale por la boca pero crece en el centro más perfecto del hígado. El adiós más real es el que antes de perderse en el aire obstruye la laringe a modo de un ahogo que nos acerca demasiado al final, nuestro final.

Cuando la fonética obra el milagro del habla y el adiós roza los labios, las letras se arrastran lentamente para ir adquiriendo cada vez más velocidad, hasta conseguir herir como un impacto de bala. Un disparo demasiado certero como para dudar del hecho de que vas a morir y sin embargo, un disparo demasiado inexacto como para saber que morirás, pero no sin antes pasar una agonía eterna.

Decirte adiós cuando el resto del cuerpo me pide un ven, decirte adiós cuando nos acabamos de reencontrar, decirte adiós cuando sé que el adiós es adiós, no deja de ser nada más y nada menos que morirse a quemarropa.

Y en la foto, Montmartre, el barrio al que regalamos demasiados besos y horas de sueño.

31/8/09

Hasta aquí.

Hasta aquí llego. Me bajo del tren, del avión, del camión, del submarino nuclear, o del transporte más tosco en el que viajes.
Hasta aquí llegan mis huesos, las ausencias, y el alma cansada que pesa 10 kilos menos desde que dejamos de ser un entero para convertirnos en mitad.
Hasta aquí los versos y los besos. Hasta aquí las necesidades de necesitarte.
Hasta aquí los aquellos que no somos nosotros.
Hasta los mismísimos de aguantar lo inaguantable.
Hasta aquí las sesiones de autoayuda que te regalo todas las noches, sin llevarme absolutamente nada a cambio. Lo mío es estudiar sociedades infectas y no el psicoanálisis de individuos acorazados.

Hasta aquí. Aunque aquí esté en ninguna parte.

Puede que mi último movimiento en tu tablero consista en revelarte la forma de llegar a afaltademedioverso, puede que la Srta. Bye sea la encargada de ponerte el jaque en la frente, a modo de adiós.


Y a los que estais ahí, detrás de cada entrada, mis gracias más viscerales.

30/8/09

Ahora sí, Madrid.

Me rio bastante al leer la inocente entrada anterior.

Claro que no me ibas a dejar que estrenara la cama yo sóla, claro que no. Y joder, ahora me acuerdo por qué te echaba tanto tantísimo de menos. De repente Madrid se me antoja un poco menos desastre, y todo el calor que desprendemos los más de seis millones de personas que habitamos el centro preninsular ahora lo tengo en la piel. Que quema, que arde. Y que joder, que se jodan los "que pasarán mañana", que se jodan.

28/8/09

Después de todo, Madrid.

Después de tres meses fuera, toca volver a la ciudad que durante mucho tiempo fue nuestra, y que ahora es más tuya que mía.
Después de tres años, voy a estrenar por primera vez una cama yo sola.
Después de la rápida huída, ahora toca volver a terminar lo que empezaste una noche de principios de primavera.

25/8/09

Bye, my painter.

El chico de los ojos casi marrones, casi verdes, casi miel se marchó haciendo poco ruido, de manera discreta pero dejándome esas verdades hirientes pintadas a fuego. Aquel que no eres tú, se marchó de mi vida de forma diferente a como lo hizo aquella que no soy yo de la tuya.

Aquel que mide más de un metro ochenta pero que no alcanza el metro ochenta y dos tiene pinta de haberse ido, sino para siempre para una larga temporada. Aquella que no soy yo, en cambio, tiene pinta de haberse comprado unas alitas transparentes con las que revolotearte día sí día también a modo de lo comunmente conocido como mosca cojonera.

A ver si es verdad que llega el otoño pronto y te arrastra en una de sus ventoleras como si fueses una hoja seca. A ver si consigo la fuerza de voluntad suficiente para no recogerte y coleccionarte en el herbario del alma.

24/8/09

A falta de lo ocurrente.

Llevo cuatro meses esperando a que aquella que no soy yo desapareciera de tu vida, y el día que lo hace, el día que (mejor dicho) la echas, no se me ocurre que escribir al respecto.

21/8/09

Distorsión asocial.

Empecé a acudir al gimnasio el día que se me cerraron los bronquios al agacharme para encender el ventilador. Nací con los pulmones demasiado pequeños, cosa que da como resultado una capacidad pulmonar casi ridícula. Con el tiempo he intentado buscarle ventajas al hecho de que dé bocanadas de más por minuto. Un día me convencí de que mi facilidad para alcanzar el orgasmo estaba ahí, en la lucha encarnizada entre mis pulmones que piden oxígeno a gritos y el resto de mi cuerpo que quiere arrastrárme a la mismísima panacea sexual.

La hora y poco que gasto a diario en permanecer en ese lugar infernal llamado gimnasio, me sirven para darme cuenta de que el resto de humanos que allí se concentran jamás tendrán un símil, por pequeño que sea, conmigo. ¿Tendré yo la culpa porque la piel, tras hacer deporte, me huele a sudor fresco y no a Reflex Spray 130 ml?. ¿Será acaso que a pesar de ser un proyecto de buena socióloga no me gusta interactuar socialmente con individuos a los que se les quiebra la cara de dolor al levantar acero que pesa 5 veces mi peso? ¿O será que no le encuentro la gracia a comerle el culo a unos monitores de sala demasiado preocupados por teñirse el pelo con agua oxigenada? ¿Será por culpa de la música de mierda que sale de los altavoces principales, que por mucho que suba el volumen de mi reproductor se ensaña de manera salvaje con mis oídos?

Será que soy una rubia extraña que prefiere esconderse debajo de una peluca de 10 euros de color negra, será que prefiero escuchar post rock mientras murmuro hacia adentro a mis pulmones que se hagan grandes. Será que la Sociología terminó por volverme un ser asocial.

Será que cuando estabas cerca y no gastabas tus noches en barbacoas veraniegas en compañía de otra que no soy yo, la mezcla de aire que respiraba olía menos a mierda.

19/8/09

Acerca de lo curioso.

El chico de los ojos casi marrones, casi verdes, casi miel, el de la mirada y paciencia infinita; no mide menos de un metro ochenta y no alcanza el metro ochenta y dos. Lleva debajo del asiento del conductor, una silla plegable. En varias ocasiones, cuando bajábamos del coche, sácaba aquella pequeña silla del asa, y nos la llevábamos con nosotros. Nunca le ví abrirla y siempre me pareció un trasto más al que teníamos que arrastrar.

Un día le pregunté por qué cargábamos de vez en cuando con ella y me contestó "hay veces que veo cosas increibles y necesito sentarme a contemplarlo, necesito memorizarlo y dibujar en pocos trazos un boceto que me dirija la mano a la hora de pintarlo". Le pregunté si los paseos que dábamos juntos no eran lo suficientemente increíbles, puesto que nunca le había visto desplegar aquella sillita que parecía demasiado pequeña para aguantar a alguien que no mide menos de un metro ochenta y no alcanza el metro ochenta y dos. "Cuando vamos juntos tú eres lo más increíble, y no necesito sentarme para memorizarte, podría dibujarte hasta con la izquierda".

Es curioso, mientras andábamos, llegamos a la playa dónde tú y yo nos revolcábamos bajo la luz de las linternas de los pescadores de media noche. No supe que contestar al chico de los ojos casi marrones, casi verdes, casi miel. No supe que contestar al chico que no mide menos de un metro ochenta y no alcanza el metro ochenta y dos. No supe que contestar a aquel que no eres tú.

14/8/09

Juguemos a un juego.

Juguemos a un juego de los nuestros, a uno de esos en los que me llamas de madrugada y me cuentas algo nuevo. Juguemos a algún juego de los de antes, de los de no te vayas nunca, y si te vas...vuelve el primero. Juguemos a uno de esos juegos que empiezan por morderse la boca y terminan con un calambre al final de los dedos.

Juguemos a jugar, a jugárnoslo todo, a apostar a lo grande y a perderlo todo. Juguemos a obviar la ropa, a buscarnos con los ojos y a encontrarnos con los codos.

Juguemos a que vuelve a ser marzo, a que huele a primavera. Juguemos a que nunca hace suficiente calor si seguimos con el juego. Juguemos a las prisas, a caernos del sofá, a terminar por los suelos.

Juguemos a que no aguantas un sólo día más sin el juego, nuestro juego.

4/8/09

Adéu.

A los catorce años suspendí mi primera asignatura: Catalán. Llevaba sólo un año aprendiendo la lengua de Ausiàs March, y los verbos junto con els pronoms febles pudieron conmigo. Me acuerdo de que cuando ví aquel examen tachado en rojo rompí a llorar en mitad de aquella clase de mierda,de aquel colegio privado de mierda y delante de mis compañeros que no eran más que un puñado de niñatos consentidos de mierda, hijos de los mayores oligarcas de la costa mediterránea. Odié a aquella profesora con todas mis fuerzas. Odié su nariz de duende y su falta de comprensión. Odié mis continuos cambios de residencia. Odié a los bilingües.

Unos meses después coincidí con mi profesora de catalán, la de la nariz de duende, la del cuatro y medio en aquel examen; en una manifestación por la III República. Nos miramos y en aquel momento se creó una especie de complicidad entre las dos. Durante las horas lectivas ella me reñía continuamente porque colocaba mal los acentos, y al salir de clase me prestaba libros de poemas y de gramática catalana, ó también me avisaba de algún "sopar republicà"* .

Durante los cinco años que compartí su ciudad, coincidí con ella todos los 14 de Abril en los cuales hacíamos ondear la misma bandera.

Llegó mi último examen de catalán, el de Selectividad, y me acompañó hasta la misma puerta del aula para desearnos suerte, a mí y al resto de borregos que tenía por compañeros, que no eran más que un puñado de niñatos consentidos de mierda, hijos de los mayores oligarcas de la costa mediterránea.

Saqué un ocho, y no se me ocurrió nada más que darle las gracias por aquel cuatro y medio que me había regalado a los catorce años.

Ayer fue su funeral y la iglesia estaba a reventar. Mientras el cura decía subnormalidades, yo murmuraba aquel "diuen que els pobles tenen por, tenen por de sentir-se sols"** y buscaba con la mirada a alguien que estuviese tan perdido como yo en aquel lugar "santo" que pocos honores le hacían a ella. Le dije mi adéu más sentido, y salí de allí antes de que el monaguillo pasara el cepillo.

*cena republicana.
**"dicen que los pueblos tienen miedo, miedo por sentirse solos"

25/7/09

Cerrado por inventario.

Esta mañana llegó una caja de cartón por correo. Dentro había una cometa hecha a mano, y atada con su propio hilo una nota: "es lo único que se me ocurrió para que no tocaras el suelo. Cuando quieras, nos echamos a volar".
Firmaba el presente aquel que no eres tú, el chico de la mirada y de la paciencia infinita, el de los ojos casi marrones, casi verdes, casi miel. El pintor perfecto que sigue sin ser tú. Te maldije mil quinientas veces y me prometí que hoy sería tú último día en mi vida."Mañana te dejo de querer del todo y te buscas un nuevo hospedaje en otro corazón, que el mío cierra por inventario", pensé.
Después de eso, corrí al teléfono en busca de la voz de aquel que no eres tú; en busca de la voz del chico de la mirada y de la paciencia infinita.

19/7/09

Ahórrame tiempo.

Si lo prefieres puedo seguir buscando bocas a las que morder. Puedo seguir desabrochando botones nuevos. Puedo volver a los conocidos y volverlos a desabrochar. Puedo descorchar otras tres botellas con otros y brindar en secreto porque ya no estás. Puedo dejar que me desnuden y puedo desnudarme para otros tantos más. Puedo jugar a cosas nuevas, puedo despertarme entre sábanas de colores o sobre el más raso colchón.

Claro que si lo prefieres podrías ahorrarme tanto trajín de cama en cama, y pedirme de frente y de verdad, que tu boca es más boca cuando nos mordemos, que a tu camisa le sobran los botones y a nosotros si algo nos falta es la paciencia, que por querer nos podemos desabrochar hasta el alma, que si bebemos mejor que sea cerveza fría de botellín, que si brindamos sea porque a la noche le han añadido horas, que desnudos todos los juegos pintan mejor y que poco importa dónde nos despertemos si el reloj pasa de las tres.

15/7/09

Casi marrones, casi verdes, casi miel.

Aquel día ví lo que no tenía que ver y pasé parte de la tarde enjugándome los ojos, alejándome de tu campo de visión, para que tus ojos casi marrones, casi verdes, casi miel no me descubriesen. Tus ojos casi marrones, casi verdes, casi miel, además de preciosos se clavan rápido y me encontraron en un pestañeo.
Te acercaste y dedicaste tres besos a cada uno de los míos, que no son ni casi marrones, ni casi verdes, ni casi miel. "Me sigues pareciendo preciosa a pesar de que llores por alguien que jamás podré ser yo". Hicimos el amor. Cuando me desperté te encontré fuera de aquella furgoneta con tus ojos casi marrones, casi verdes, casi miel puestos en las cuerdas de la guitarra a la que hacías sonar de manera limpia aquel New love grows on trees.


2/7/09

Cortisona 300 miligramos unidosis.

A título informativo te escribo para dejar de manifiesto que has dejado de formar parte del entero que hacíamos cuando tú eras mi mitad.
A título informativo te escribo para dejar de manifiesto que desde hace dos días tu nombre sólo me suscita lástima a la vez que compasión, por tu tardía adecuación al mundo adulto y por la pérdida que sentirás cuando me necesites a la 1 de la mañana y ya no haya nadie al otro lado que te explique que si me dejas, tu vida se puede convertir en algo mejor.

La insuficiecia de corticoides que experimenta mi cuerpo cada cierto tiempo me ha demostrado que ya ni siquiera te necesito para que sujetes mi mano mientras me inyectan los reglamentarios 300 miligramos.

25/6/09

Cervezas afrancesadas.

Hoy, mientras me tomaba la tercera cerveza en compañía de otro que no eras tú, me dí cuenta de que necesito más poetas en mi vida, más tabaco de liar y más música francesa, que me recuerden que a mis casi 21 años los besos en el cuello siguen sentándome bien.

17/6/09

Déjame que te hable hoy de rebelión.

La rebelión es quererte aunque no me necesites, y seguir llenando mi vida con tu recuerdo.
La rebelión es necesitarte con el tiempo en contra, y aún así aguantar una de tus miradas imposibles.
La rebelión es morirse, morirse de las ganas, de la pena y del querer; y aún así, sonreirte.
La rebelión es sacar el alma por banda, como un fusil de asalto, a sabiendas de que esto no es la selva, de que seguimos en Madrid.

La rebelión es escribirte a escondidas para que no me leas, y aún así, esperar a que golpees la puerta para decirme que se nos da fatal no querernos.

12/6/09

Que alguien te diga...

Que alguien te diga, por favor, que todo lo que tocan mis manos son meros esbozos para alcanzar, aunque sea de casualidad, el roce de tu cuerpo.
Que alguien te diga, por favor, que tengo demasiadas cosas que escribirte en la espalda, y que se me amontonan las palabras en la punta de los dedos.
Que alguien te diga, por favor, que las ambiciones en la vida se me han vuelto simples: solo quiero volver a montar el escenario en el que representabamos juntos la gran obra de los dos.


Que alguien te lo diga, por favor, y que sea pronto, porque no se cuanto tiempo más voy a poder seguir con las manos atadas para no pulsar el botón de llamada.

8/6/09

25/5/09

A primera hora de la mañana.

Es curioso que haya conquistado el cénit de mi vida con tu compañía y no hayamos sido capaces de despertar ni un sólo día más tarde de la una del mediodía.

15/5/09

El reparto

Entre todas nuestras cosas a repartir, me quedo con la fiebre que desprendes cinco minutos después de caer rendido contra la almohada. Junto con eso, permíteme que me lleve el primero de tus besos, siempre fueron mejores los dormidos, los perdidos. Los que empiezan en la comisura de los labios y terminan en el segundo desayuno.

Una lástima que finalmente no llegara invitación alguna para el reparto.