Lo conseguiste. Lo conseguí. Lo conseguimos. Ya no siento nada cuando te veo, te miro, te escucho.
Ni eres el que eras, ni serás aquel al que quise. Tengo que leerme para acordarme de por qué te necesitaba.
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La que aquí escribe
- Srta. Bye
- Y aturdirme con el silencio de la rutina más rutinaria posible, para que no se me filtrara por ninguna rendija del corazón ningún rastro del pasado, ningún recuerdo.
En la mesilla de noche
Homo Videns, G. Sartori.
Curioso ese momento, ¿verdad? Ese justo en el que te encuentras con aquel sin el que pensabas que no ibas a poder seguir respirando y te das cuenta de que tu piel no se eriza ni un sofoco se te agarra a la garganta.
ResponderEliminarUn brindis por ese momento y por la batalla ganada.
Se ganan batallas.
ResponderEliminarQuien sabe si la guerra continúa.
Saludos.
Es como un día en el que decides de repente dejar de fumar. No lo has previsto. No estaba planificado.
ResponderEliminarBesos.
Verónica: El otro día lloré cuatro mares porque no me acordaba de que había sido de mí en estos últimos años. Creo que mi subconsciente está harto de todo esto y ha decidido vaciar los baúles de recuerdos estancados, y no le ha salido del todo mal. Ya casi no siento las ausencias. Un brindis por las dos :)
ResponderEliminarAntonio: Esta es la guerra más larga que me ha tocado vivir en toda mi vida, espero abandonar las armas en breve.
Urbanoyhumano: Así es, exactamente así. Un beso.