24/7/10

Sutura.

Déjame curarte. Déjame hacerte una incisión limpia en el pecho. Déjame extirpar el dolor podrido de antaño. Déjame practicarte una sutura pulcra. Déjame aplicarte un vendaje protector. Prometo una cicatrización rápida y un carro de cuidados para tu recuperación.

Déjame que haga de mis "Buenos días" tu despertador. Déjame explicarte que la vida entre dos, es mejor. 

11/7/10

Salvavidas, trampolín y paracaídas.


Yo no sé cuantas oportunidades le da la vida a una para conseguir mezclarse bien con un igual. Yo no sé de momentos propicios. Yo no entiendo de largas esperas ni de rompecabezas, porque a veces, simplemente todo termina por encajar.

Lo que sí sé es que una no puede hacerse la distraída y hacer como que no ve lo que realmente es. Sé que el combatiente férreo es esa excepción que no confirma la norma y que cuando me roza los logaritmos dan como resultado el más inabarcable infinito. Sé que al de la voz de locutor, dormir muchas horas no le sienta bien. Sé que el de los ojos grandes añade más sal a mi plato para que sepa mejor, sé que me tapa cuando duermo, sé que le gusta hacer sentir bien a todos aquellos que formamos parte de su pequeño estado. Sé que es un luchador sin uniforme. Sé que lo que siente lo siente mucho y que ha dado siempre más de lo que le han dado, y aún así, ha seguido sintiendo y dando.
Pero ante todo, sin duda, sé que quiero cuidar de sus mismísimas entrañas, sé que quiero ser proyector de todos sus sueños, sé que quiero estar ahí para ondear fuerte la bandera cada vez que consiga alcanzar alguna de sus metas. Sé que quiero ser salvavidas, trampolín y paracaídas.

5/7/10

El día del bisturí.

Corto miedos, coso corazones, cicatrizo almas.

4/7/10

Cartón y plástico.

Cerré la puerta de mi cuarto y me desnudé. En aquel momento resultaba vital el contacto de mi piel caliente con las sábanas planchadas, a modo de nido en el que amucharse. Desde la cama podía ver un montón de cajas de cartón mal apiladas y bolsas tamaño industrial repletas de ropa demasiado vieja para usar y demasiado mítica para tirar.  Otra vez entre cajas. Otra vez esa sensación de vacío de no estar en ninguna parte. Otra vez la vida y los recuerdos empaquetados y sin un lugar.

Ya no quedaba nada de mí en aquella ciudad, si es que alguna vez conseguí dejar algún rastro. El tiempo pasaba lento para aquellos que aguardábamos cambios. ¿Algo nuevo? Sí, claro, obras públicas con las que blanquear dinero, otro comercio cerrado, un carril bici que no es carril, y una nueva exposición absurda, que no interesa a nadie, en el museo.

Y un futuro incierto. Y poco dinero. Y el alma otra vez en el suelo. Y la cama vacía.

1/7/10

Metamorfosis (IV)

Quiero compartir mis días malos y buenos contigo. Quiero compartir cama y plato. Sudores y temblores. Sueño, sofá y cigarros felices. Déjame entrar...que me quedo.